La Isla de Pascua, conocida también como Rapa Nui, es famosa por sus moai, estatuas monumentales esculpidas entre 1400 y 1650 d.C. Estas estatuas, realizadas principalmente en toba volcánica, representan a los antepasados y se consideran protectores espirituales de la comunidad. Durante el solsticio de verano, el sol ilumina los moai desde arriba, creando una atmósfera casi sagrada y celebrativa.

A miles de kilómetros, Stonehenge se erige como un monumento prehistórico en Wiltshire, Inglaterra. Construido entre 3000 y 2000 a.C., está compuesto por enormes piedras verticales dispuestas en un círculo. Durante el solsticio de verano, el sol sale alineado con la piedra central, atrayendo a miles de visitantes que participan en celebraciones modernas que rinden homenaje a la luz y la vida.

Ambos sitios muestran una profunda conexión con la astronomía y los ciclos naturales. Los Rapa Nui y los antiguos constructores de Stonehenge utilizaban la observación del sol para orientar sus construcciones y rituales, destacando la importancia de los solsticios en sus culturas. Estos lugares no son solo testimonios históricos, sino también símbolos de cómo la humanidad busca comprender y celebrar el mundo natural.